Estudiante de la carrera de sociológica -UPEA
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Foto: Los Tiempos, 12-09-2012 |
El racismo, en todas sus formas, es un veneno social que amenaza la unidad humana. A lo largo de la historia, esta realidad ha sido una fuerza destructiva que ha permeado a varias sociedades, y Bolivia no es una excepción. A pesar de que se han dado pasos para combatir el racismo y promover los derechos humanos en Bolivia, las creencias y prácticas racistas aún existen, aunque se hayan desarrollado leyes y políticas para combatir el racismo, el pensamiento racista aún es presente en muchas formas.
No obstante, si analizamos la
situación en Bolivia, se revela una imagen más compleja y misteriosa. Aunque
Bolivia ha enfrentado desafíos importantes en su historia debido a su
diversidad étnica y cultural, reducir a la gente a un solo elemento o
característica, como su composición racial, no toma en cuenta la complejidad de
su identidad y experiencia como individuo.
Desde la época colonial, Bolivia ha tenido una estratificación social arraigada basada en el color de la piel y el origen étnico. Durante muchos siglos, los nativos han sido marginados y discriminados, mientras que los descendientes de los europeos han tenido privilegios y poder. Todos los aspectos de la vida se ven afectados por esta división, desde la política hasta la economía y la cultura desde el trato injusto y la discriminación en la vida diaria hasta la desigualdad y la marginación sistemática. “El racismo, que es producto del proceso colonial y parte de la modernidad en que vivimos, se ha exacerbado en Bolivia y ahora está asociado a la intensificación de la violencia” ( Calla, 2008, p. 5).
Es verdad que en Bolivia ha habido tensiones étnicas y raciales a lo
largo de los años, especialmente entre las comunidades indígenas y mestizas y
las élites blancas. Debido a las políticas coloniales y las estructuras de
poder desiguales, los pueblos indígenas
han sido discriminados y marginados durante toda la historia del país.
La discriminación hacia los pueblos indígenas es solo una de las muchas formas en que
el racismo se ha manifestado en la política boliviana. Históricamente, los
líderes políticos de ascendencia europea han dominado las esferas de poder,
mientras que los nativos han sido sistemáticamente marginados y excluidos. Esto
se refleja en la falta de representación de los indígenas en puestos importantes
y en la formulación de políticas que no siempre abordan sus necesidades.
A diferencia de los derechos civiles y políticos, que tienen sustento en la limitación del poder del Estado sobre los individuos, el reconocimiento y ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales requiere, por parte del Estado, la promoción de un conjunto de acciones orientadas a reducir las desigualdades en la distribución de los bienes producidos por la sociedad. (García, 2007, p.11)
Algunos políticos también exhiben racismo en su retórica y acciones,
utilizando estereotipos y prejuicios raciales para obtener apoyo o mantener su
poder. Por ejemplo, la sociedad boliviana se ha dividido y polarizado al
referirse a los pueblos indígenas con términos despectivos. Es decir que algunos políticos utilizan palabras y
actitudes negativas hacia los pueblos indígenas para causar divisiones y
mantener o aumentar su poder político. Esto puede amenazar la unidad nacional y
causar discriminación y problemas sociales.
La desigualdad social y económica entre los diversos grupos étnicos en Bolivia se mantiene debido a las políticas discriminatorias y la falta de representación adecuada. El acceso a la educación y el empleo es uno de los signos más claros de la persistencia racial en el acceso a las oportunidades, cuando las personas en minoría son excluidas de las escuelas y los trabajos, se vuelven más vulnerables a la pobreza y a otras consecuencias negativas, esto muestra que el racismo sigue siendo un problema grave en Bolivia. Las personas de ascendencia indígena a menudo enfrentan obstáculos sistemáticos que les impiden acceder a una educación de alta calidad y puestos de trabajo cuantiosos. La continuación de este ciclo de pobreza y exclusión tiene un impacto en generaciones enteras. “La convergencia de ambas creencias –la del racista y la de la víctima del racismo– hace que ciertas lenguas y ciertos usos de ellas eleven el poder social, blanqueen…en Bolivia, “hablar mal” el español quiere decir, en general, hablarlo “como indio” ( Molina, 2021, p. 27).
A pesar de estas dificultades, en Bolivia ha habido un creciente
movimiento de resistencia y lucha contra el racismo. Los movimientos sociales y
las organizaciones indígenas han jugado un papel importante en la promoción de
la igualdad y la justicia para todos los bolivianos, independientemente de su
origen étnico.
El proceso de cambio que vive Bolivia se caracteriza por la refundación, plasmada en la Constitución Política del Estado, impulsada por los sectores tradicionalmente excluidos y marginados por los poderes coloniales y republicanos, convirtiéndose en actores protagónicos de las medidas dirigidas a restituir los valores identitarios de las Naciones y Pueblos Indígena originario Campesinos, mujeres, Pueblo afroboliviano y poblaciones específicas discriminadas, para alcanzar el “vivir bien”, donde todos los bolivianos y bolivianas puedan ejercer plenamente sus derechos y libertades. ( Morales, 2012, p. 7)
La diversidad étnica y cultural puede ser tanto un activo como un
obstáculo. La cosmovisión indígena se centra en la interconexión entre los
seres humanos y la naturaleza, lo que ha inspirado movimientos sociales y
políticos que buscan un cambio transformador y una mayor inclusión.
Esta realidad sigue
siendo una influencia significativa, manteniendo la desigualdad y la
injusticia. Sin embargo, es posible avanzar hacia una sociedad más justa e
inclusiva donde todos los ciudadanos sean tratados con igualdad y dignidad a
través del trabajo conjunto de la sociedad civil, el gobierno y otros actores
relevantes. El amor y la empatía son el verdadero antídoto contra el racismo.
Solo podremos construir un mundo verdaderamente justo y equitativo para todos
si nos consideramos a nosotros mismos y a los demás como seres humanos dignos
de igual respeto y condiciones.
Bibliografía:
Calla, P. (2008 ). Observando el racismo: Racismo y
regionalismo en el proceso constituyente. La Paz.
García, R. (2007). Discriminación, igualdad y diferencia política. Diversidad cultural y el derecho a la diferencia en el marco de los derechos humanos. México D. F. www.conapred.org.mx.
Morales; et al, ( 2012-2015). Política del Estado Plurinacional de Bolivia contra el racismo y toda forma de discriminación (Plan de Acción 2012 – 2015). La Paz.
Molina, F. (2021). Racismo y poder en Bolivia. La Paz. Plural Editores.
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