Por: Felipe Quispe Tinta
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Foto: Nueva Sociedad, 01/2020 |
Todos los
andinos tenemos una noción implícita de la política: que es servir a la
comunidad y no servirse del pueblo. La política de la comunidad es la rotación «muyu»,
es una visión filosófica ancestral andina, con todo ello, se practica en la
actualidad. Sin embargo, cuando es nominado un representante de la comunidad
como diputado, en el transcurso del tiempo se olvida que fue elegido por las
bases.
En las comunidades existen valores y
principios que encaminan al buen funcionamiento de las autoridades, como son: mallkus
y secretarios generales de ayllus y las comunidades. Entonces por qué no se puede
practicar la rotación de autoridades en el Estado, ya que fue incorporado y reconocido, la democracia comunitaria, por la Nueva Constitución
Política del Estado Plurinacional de Bolivia.
En ese contexto surgen algunas preguntas: ¿Cómo es la
rotación de cargos de autoridades políticas en las comunidades andinas? ¿Por qué un líder político surgido de las comunidades es subsumido por la política moderna en el Estado Plurinacional de Bolivia? y ¿Por qué
un reducido grupo de élites nos gobiernan a la mayoría de los bolivianos y estamos
obligados a obedecer? Estas cuestiones se explorarán en el documento.
Política de los pueblos y política moderna del Estado Plurinacional de
Bolivia
En las comunidades indígenas andinas, la rotación de cargos
es un valor y de suma importancia. En la practicidad se reúnen todos los
pobladores de la comunidad, instalan la asamblea, con la mayor asistencia de
pobladores, en donde deliberan, entran de acuerdo para la «democracia directa»:
votación o aclamación, el más aclamado o el que obtuvo mayor votación asume el
cargo. En este contexto, los ayllus y comunidades siguen practicando el «muyu» para ser más
preciso, la “rotación” de cargos está siempre en la dualidad: de «aransaya y urinsaya» (arriba
y abajo), y lo asocian con (varón y mujer), es directo la ocupación del cargo.
Aquí no hay votación, sino que se asume directamente el cargo.
En las comunidades
indígenas, existe el "respeto", de la reciprocidad, que impregna a todos
los aspectos de la vida comunitaria y es fundamental en los pueblos andinos y
ayllus. El respeto se manifiesta con la naturaleza, la reciprocidad con las
demás personas, del ayni y la mink’a, que son formas de trabajo
comunitario, de las prácticas ancestrales. La política en las comunidades y
ayllus no se limita a la gestión del poder, sino que también engloba la
cohesión social, para proteger el bienestar comunitario.
En cambio, el político del Estado Plurinacional es el mandón
y el pueblo obedece sin queja. Es a la inversa de la política de las
comunidades indígenas originarias andinas. El actor político no tiene ética, ni
moral, para el pueblo. El mundo moderno ha degenerado durante más de 500 años,
una moral de justicia que otorga y hace «aparecer» a la élite moderna como excelente. El líder político
de la actualidad, se considera exclusivo, como una fuente de poder político, se
corrompe, distorsionará y se individualiza.
En una comunidad indígena andina, la autoridad o secretario
general sirve al pueblo. Pero, no ocurre eso con los diputados elegidos desde
las comunidades, durante los meses previos a las elecciones generales, en las
comunidades indígenas acostumbran a proclamar, a través de la
«democracia directa», al candidato a la diputación, se apoya en las campañas
electorales y gana las elecciones. Luego rompe las relaciones con la comunidad
que existía antes. ¿Quién es el causante de este hecho? Es la política moderna y el «partido», que lo desvinculan con la comunidad. En esencia, Maurice Duverger señaló la dinámica
de los partidos políticos dentro de un sistema político en el que se reconoce
el sistema electoral. El Estado reconoce al partido político y no a la
comunidad indígena. El diputado es legitimado y él piensa que el Estado le paga
su sueldo y no la comunidad.
En este sentido, las dinámicas de los partidos políticos
están vigentes en la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia. Por lo tanto, es un paso más el reconocimiento de los pueblos indígena
originarios campesinos y las prácticas ancestrales que se han implementado en
el Estado a partir del año 2009. Otra cuestión radica en cómo sería la asignación
de cargos con los de tierras bajas, con el oriente boliviano. Existen varios
pueblos indígenas originarios, a pesar de que, en la región altiplánica, la
mayoría son quechuas y aymaras, por tanto, con la mayoría poblacional, serían
electos como autoridad de Estado, una y otra vez, esto nos deja entender que
llegaríamos en lo mismo, como el político moderno, que busca y ambiciona el
poder del Estado, por eso una minoría de élites nos gobiernen y dominen siempre
a la mayoría de los pueblos.
A modo de cierre
La práctica de la rotación de cargos de autoridad en los
pueblos indígenas originarios del altiplano, hacen un servicio público a los miembros
de su misma comunidad. La democracia directa es eficaz para alcanzar un objetivo.
A pesar de que sería una alternativa su implementación en el Estado. Sin
embargo, el político moderno seguirá operando, maquiavélicamente, dentro de las
instituciones del país. Durante las elecciones electorales en el país, el
Órgano Electoral Plurinacional (OEP), que se encarga de coordinar los procesos
electorales y proclamar los resultados y la participación de la población,
tiene su estructura y sus propios recursos económicos.
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