martes, 2 de julio de 2024

LA LUCHA SINDICAL CAMPESINA EN LA ACTUALIDAD [OPINIÓN]

 

Por: Adán Condori Poma

Foto: Los Tiempos 

En la actualidad, los sindicatos campesinos del altiplano boliviano se encuentran en una situación de minifundio (surcofundio) en cuanto a la tenencia de la tierra, lo cual lamentablemente genera un estancamiento en el desarrollo productivo. Este problema no fue resuelto con la "famosa" Reforma Agraria: “Ley INRA”. El problema central de las reivindicaciones campesinas sigue siendo la tierra. Los movimientos indígenas y campesinos son una parte crucial del potencial progresista de los pueblos de América Latina, luchando no solo por la justicia social y económica, sino también por la preservación del planeta y la vida (Ovando, 1998).

Sin embargo, la dirigencia sindical no asume su rol protagónico de lucha frente al gobierno para concretar las demandas reales. Más bien, adopta una posición de servilismo hacia los gobiernos de turno, dejando de lado las necesidades y demandas del sector. Para mejorar esta situación, es crucial que los sindicatos campesinos refuercen su independencia y capacidad de organización, como en el pasado. Esto implica no solo demandar una redistribución más justa de la tierra y los recursos, sino también promover políticas de desarrollo agrícola sostenible y tecnologías avanzadas que puedan aumentar la productividad y mejorar las condiciones de vida de los campesinos.

Además, es fundamental que los líderes sindicales se formen en gestión y liderazgo -el mundo actual no demanda lideres radicales- para que puedan negociar de manera más efectiva con el gobierno y las empresas privadas, asegurando que las voces y necesidades de los campesinos sean escuchadas y atendidas. Una dirigencia sindical empoderada y comprometida puede marcar una diferencia significativa en la lucha por la justicia social y económica en el altiplano boliviano.

En estas últimas décadas, para ser exactos, desde el 2006, la dirigencia sindical ha sido cooptada por intereses políticos partidarios de los gobiernos de turno, con el falso discurso de ser un gobierno de pueblos originarios campesinos. La tarea sindical del sector campesino del altiplano para una verdadera transformación en el agro y desarrollo de la producción debe ser una lucha implacable y frontal contra todos los oportunistas, pseudosocialistas y contrarrevolucionarios.

Para tener una posición firme, la organización sindical debe luchar contra el prorroguismo, el paralelismo y toda forma de sometimiento que, lamentablemente, hasta ahora inmoviliza la esencia de la lucha sindical. Para que exista una verdadera dirección sindical, la energía revolucionaria de nuestros pueblos no debe alimentarse de compasión ni de envidia; el sindicato campesino debe adoptar una moral de productores y transformación, muy distante y distinta de la moral de los sometidos.

Los sindicatos campesinos deben tomar el camino de la movilización de las masas, porque a través de la movilización práctica el pueblo va abriendo los ojos y comprendiendo el verdadero camino de la transformación para así resolver las demandas históricas. En la actualidad, el revisionismo, el oportunismo y otras corrientes contrarrevolucionarias se han infiltrado en las decisiones orgánicas sindicales, ocupando cargos en su directorio y desviando y adormeciendo sus demandas reales y concretas.

Para ello, la organización sindical debe ser asumida y guiada por dirigentes revolucionarios con una dirección clara, adoptando como postura ideológica la lucha de movimientos y la transformación social. Por lo tanto, este es un desafío que debe nacer desde las bases, en los debates, reuniones y análisis de la situación actual, y poner en cuestión el rol que deben cumplir los dirigentes y los gobernantes de turno en beneficio del sector campesino, recuperando así su rol histórico.

Los pueblos indígenas y campesinos pueden avanzar de manera efectiva en los ámbitos económico, social y cultural una vez que superen su situación de dependencia. Al alcanzar la igualdad con las sociedades más desarrolladas, no se enfrentarán a ninguna incapacidad innata ni inferioridad racial, sino únicamente a los obstáculos históricos resultantes del régimen de opresión nacional (Ovando, 1998).

Fuente de consulta:

·        Ovando, J. (1988). La ley agraria fundamental y el luminoso destino de los pueblos indígenas. La Paz: UMSA.


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