miércoles, 3 de julio de 2024

MARA T’AQAYA/WATAQALLAY (AÑO NUEVO ANDINO AMAZONICO) [OPINIÓN]

Por: Reynaldo Calamani Mollo


Foto: Bolivia.com

Sabemos que cada pueblo o civilización tiene sus propias celebraciones o conmemoraciones especiales, la civilización occidental monoteísta celebra cada 1ro. de enero su año nuevo. 

En el mundo andino, por la práctica de la invasión colonial y la prevalencia del sistema de valores occidentales se ha impuesto, fruto de la dominación colonial, al jaqi/runa (ser humano) de los pueblos y naciones originarias del Qullasuyu y del Tawantinsuyu del Continente de Abya Yala el calendario gregoriano como algo universal y único. Sin embargo, en los últimos años, se ha ido recuperando el verdadero significado histórico de esa diversidad de prácticas de los pueblos y civilizaciones.

En este proceso de recuperación de la fiesta ritual de Mara T’aqa de los pueblos y naciones aymara, qhichwa y otros, del Qullasuyu y del Tawantinsuyu, que se reinició precisamente en Tiwanaku a finales de los años 70 y a principios de los 80.

Entre los aymaras fue a fines de los años 70 que un grupo de jóvenes indianistas, entre ellos Germán Choque Condori, decidieron reconstruir el año nuevo Aymara, así en el año de 1980, como 7 hermanos retornaron al lugar sagrado de Tiwanaku, entre ellos fueron: “German Choque Condori “el Q’ara Chukiwanka”, Ramón Calamani, Dionisio Laruta, Eloy Chávez, Felipe Chávez, Jaru Peralta, Blas Condori, Oscar Graf y muchos otros más, viajaban a Tiwanaku para celebrar el primer año nuevo aymara o Mara T’aqa en aymara, Wata Qallay en qhichwa

La celebración de Machaq Mara o Mara T’aqa , esto para la Cultura Aymara en particular y las culturas originarias del mundo andino, usaron sabiamente la ciencia y armonía de la naturaleza como una fuente de sabiduría. Gracias a profundas observaciones y sabias reflexiones ellos sabían cuándo sembrar y cultivar, cuando cazar y pescar. El 21 de junio es una fecha cosmológicamente clave de reordenamiento de la tierra. Astrológicamente es el día del solsticio de invierno cuando el Sol está más lejos de la tierra. Es el día más corto del  año y la noche más larga. Por lo tanto, este día marca el acercamiento del Sol al planeta tierra y el inicio de una nueva época de siembra de productos agrícolas.

MARA T’AQAYA/WATA QALLAY, es la hora cero del año andino. Este fenómeno se efectúa al medio día del WILLKASI, que corresponde al día 21 de junio del calendario gregoriano.

Antiguamente, fue muy sagrado celebrar la “hora cero” que fue conocido MARA T’AQAYA/WATA QALLAY; Intisaya en aymara e Intiwatana en qhichwa. Este protegió se generaba al medio día del WILLKASI (21de junio); en el que recurre su firmamento hasta el medio día para luego cambiar su rumbo y así iniciar un nuevo curso. Para el hombre andino el medio día acontece cambiar el año viejo e iniciar el año, al medio día.

El 21 de junio es mágico escenario de la renovación de existencia del hombre andino, quien vivificante abrazo solar de un calor solar, renovado y lleno de energía cósmica con la llegada de un nuevo “solsticio de invierno”, con el nombre de Mara T’aqa  o Machaq Mara y el Año Nuevo Aymara, eventos que reflejan ritos y tradiciones de antiguas vidas y el arribo de un ciclo solar en las míticas ruinas de Tiwanaku, Cusco, Isla del Sol, Copacabana y otros lugares.

En la actualidad, la celebración del “Año Nuevo andino”(Machaq Mara) año tras año va tomando mayor fuerza en el mundo andino y amazónico, y junto a el, los políticos, indigenistas y indianistas son aprovechados como protagonismo figurativo o son interpretados por la prensa desde diversos enfoques. Lo malo, es que los periódicos, la radio, la televisión pintan como algo folclórico y atractivo turístico como si este acontecimiento estuviera en venta o el fin fuera eso.

Lamentablemente, poco o nada se aprecia ose difunde sobre el verdadero significado de este acontecimiento. Aún cuando las celebraciones se efectúan en Puno en el distrito de Chuchito, en el Caballo Cansado de Collao, en Yunguyo, en Tiwanaku, Isla del Sol del (Qullasuyu-Bolivia) entre otros lugares, sus organizaciones se han esforzado a que la población retome conciencia de su verdadero sentido de reflexión y compromiso con la Pachamama y con el Tata Inti como símbolo de reverencia y convivencia armónica de la mejor manera posible entre los hombres y mujeres con la naturaleza.

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