Por: Adán Condori Poma
En la actualidad,
los sindicatos campesinos del altiplano boliviano se encuentran en una
situación de minifundio (surcofundio) en cuanto a la tenencia de la tierra, lo
cual lamentablemente genera un estancamiento en el desarrollo productivo. Este
problema no fue resuelto con la "famosa" Reforma Agraria: “Ley INRA”.
El problema central de las reivindicaciones campesinas sigue siendo la tierra.
Los movimientos indígenas y campesinos son una parte crucial del potencial
progresista de los pueblos de América Latina, luchando no solo por la justicia
social y económica, sino también por la preservación del planeta y la vida
(Ovando, 1998).
Sin embargo, la
dirigencia sindical no asume su rol protagónico de lucha frente al gobierno
para concretar las demandas reales. Más bien, adopta una posición de servilismo
hacia los gobiernos de turno, dejando de lado las necesidades y demandas del
sector. Para mejorar esta situación, es crucial que los sindicatos campesinos
refuercen su independencia y capacidad de organización, como en el pasado. Esto
implica no solo demandar una redistribución más justa de la tierra y los
recursos, sino también promover políticas de desarrollo agrícola sostenible y
tecnologías avanzadas que puedan aumentar la productividad y mejorar las
condiciones de vida de los campesinos.
Además, es
fundamental que los líderes sindicales se formen en gestión y liderazgo -el
mundo actual no demanda lideres radicales- para que puedan negociar de manera
más efectiva con el gobierno y las empresas privadas, asegurando que las voces
y necesidades de los campesinos sean escuchadas y atendidas. Una dirigencia
sindical empoderada y comprometida puede marcar una diferencia significativa en
la lucha por la justicia social y económica en el altiplano boliviano.
En estas últimas
décadas, para ser exactos, desde el 2006, la dirigencia sindical ha sido
cooptada por intereses políticos partidarios de los gobiernos de turno, con el
falso discurso de ser un gobierno de pueblos originarios campesinos. La tarea
sindical del sector campesino del altiplano para una verdadera transformación
en el agro y desarrollo de la producción debe ser una lucha implacable y
frontal contra todos los oportunistas, pseudosocialistas y
contrarrevolucionarios.
Para tener una
posición firme, la organización sindical debe luchar contra el prorroguismo, el
paralelismo y toda forma de sometimiento que, lamentablemente, hasta ahora
inmoviliza la esencia de la lucha sindical. Para que exista una verdadera
dirección sindical, la energía revolucionaria de nuestros pueblos no debe
alimentarse de compasión ni de envidia; el sindicato campesino debe adoptar una
moral de productores y transformación, muy distante y distinta de la moral de
los sometidos.
Los sindicatos
campesinos deben tomar el camino de la movilización de las masas, porque a
través de la movilización práctica el pueblo va abriendo los ojos y
comprendiendo el verdadero camino de la transformación para así resolver las
demandas históricas. En la actualidad, el revisionismo, el oportunismo y otras
corrientes contrarrevolucionarias se han infiltrado en las decisiones orgánicas
sindicales, ocupando cargos en su directorio y desviando y adormeciendo sus
demandas reales y concretas.
Para ello, la
organización sindical debe ser asumida y guiada por dirigentes revolucionarios
con una dirección clara, adoptando como postura ideológica la lucha de
movimientos y la transformación social. Por lo tanto, este es un desafío que
debe nacer desde las bases, en los debates, reuniones y análisis de la
situación actual, y poner en cuestión el rol que deben cumplir los dirigentes y
los gobernantes de turno en beneficio del sector campesino, recuperando así su
rol histórico.
Los pueblos
indígenas y campesinos pueden avanzar de manera efectiva en los ámbitos
económico, social y cultural una vez que superen su situación de dependencia.
Al alcanzar la igualdad con las sociedades más desarrolladas, no se enfrentarán
a ninguna incapacidad innata ni inferioridad racial, sino únicamente a los
obstáculos históricos resultantes del régimen de opresión nacional (Ovando,
1998).
Fuente
de consulta:
·
Ovando,
J. (1988). La ley agraria fundamental y
el luminoso destino de los pueblos indígenas. La Paz: UMSA.