Ante todo, el carácter
del poder envuelve un desentendimiento de su puridad y de su codicia; que muchas veces terminamos por
afianzarlas con una especie de ideal al cual llegar. Pero ¿realmente el poder
significa un cambio generacional en tiempo y distancia? ―responderemos en
virtud de recurrir al carácter de colonialidad― donde podemos decir que la misma representa a una especie de “poder
cíclico” , es decir de cuyo poder la persistencia se presentarse de forma repetitiva; cambiando
las formas o los regímenes de gobierno por otros que se cree que serán mejores y que sin embargo
al igual que sus predecesores terminarán usando el mismo mecanismo para garantizarse y
permanecer en el poder: la fuerza y coerción; al respecto citamos dos pasajes históricos para indagar y
observar desde los mismos, las cualidades que posee la colonialidad del poder:
Sociología, Universidad Pública de El Alto.
Al hablar de la colonialidad del poder; menester es referirnos al
autor peruano Aníbal Quijano, quien señala que dicha colonialidad es no
duradera en tiempo y espacio; es decir que si
hablamos del poder y su búsqueda como tal, esta colonialidad habrá de
cumplir ciertos estipulados para la toma
del poder; diremos que un primer requisito refiere a conjuntar las demandas o peticiones; eso implica ser
empáticos y recoger las peticiones de los protestantes, recoger los agravios, las demandas de las
personas o colectivo.
Un segundo requisito seria que, una vez, conjuntando todas
las demandas populares, se logre tomar
el poder al cual se llegó gracias a la identificación con las demandas de las
masas. Una vez en el poder; es probable que el caudillo o líder que recogió
dichas demandas tiende a traicionarlos a
tal punto de producirse un cambio dialéctico; pues quien había recogido
las demandas populares ahora se
convierte en un mero tirano o dictador-autócrata; como quiera decirse.
Consecuentemente, un tercer requisito se aplicaría así:
cuando el líder que llego al poder de
mano de las masas pone a su disposición los mecanismos necesarios de coerción
para garantizarse y afianzarse en el
poder; lo que implica el descontento recurrente de las masas; y
ante ello se legitimará la llegada de otro líder que recoja las
nuevas demandas populares y cuando este
se haga del poder; nuevamente hará a un lado a las masas populares mediante la
fuerza. Y coerción. Empero, Quijano
señala como cuarto requisito que ese nuevo régimen tiene una estancia no duradera en tiempo y espacio.
Si vemos lo concerniente a lo antes mencionado podemos inferir que
es una situación muy relacionada a la
realidad fáctica de nuestros tiempos. Por una parte, podemos trasponer lo mencionado por Quijano sobre la cuestión de
colonialidad del poder a una relación nuestra y
podemos hallar, dar crédito y conformidad sobre ciertos sucesos
contemporáneos y actuales que vienen
sucediendo en Bolivia durante las últimas décadas;
Una opción frecuente es la relación del poder con las figuras
estatales y del gobierno de Bolivia; tomemos por ejemplo la coyuntura de la
etapa posterior a la salida de Gonzalo Sánchez ya el pueblo cansado por las
diversas injusticias, y muertes de la guerra del gas, los antecedentes de la
guerra del agua; etc. Se valió de una nueva política, cuya nueva figura o
partido político como el MAS aglutinó las distintas demandas de la colectividad
boliviana; luego se hizo del poder; más
tarde al parecer se envileció y quedó a merced de su ambición de controlarlo
todo y sus maquinaciones por garantizarse en el poder se dieron recurriendo,
incluso, al uso del aparato represor.
Pero como dijimos el régimen nunca es duradero ni permanente en el tiempo ni en
el espacio. Y el gobierno del MAS cayó
con Evo Morales en el poder en el 2019.
Pero si vemos en la historia al parecer de la colonialidad del
poder es cíclica, donde por ejemplo
antes de la revolución de 1952, el liberalismo gozaba de una hegemonía; sin
embargo, el liberalismo que estaba en
decadencia se sometió ante el nacionalismo de los años 50 guiada por el mítico líder Víctor Paz Estenssoro; quien
luego de recoger las demandas populares, intentó solventarlas pero se garantizó
el poder a sí mismo, incluso yendo a una reelección confinando a todos sus detractores y usando la coerción de
igual forma; empero el nacionalismo del MNR no
quedó indemne ante el cambio; pues los gobiernos militares ya estaban
próximos a tomar el poder; dando
continuidad a lo que Quijano decía sobre la colonialidad del poder, y
cumpliéndose sus requisitos; sobre todo que la colonialidad sea no perpetua.
A manera de conclusión podemos deducir que los cambios dialecticos
que tienen como objetivo el poder y el cambio de poder; no siempre son
duraderos; y en muchos casos son
efímeros y cambiantes; aunque podemos conocer casos sobre que la
colonialidad del poder se
mantiene por mucho tiempo, es el caso de Cuba y su líder Fidel
Castro; o el caso de la ex URSS donde
dictadores como Stalin iniciaron sus purgas para deshacerse de sus detractores;
pero en el caso nuestro y la situación
de “colonialidad del poder” viene a asimilarse según los postulados de Aníbal Quijano; es una suerte de cambios de
unos dueños por otros.
En dado caso podemos denotar que la situación de colonialidad del
poder es cíclica y manifiesta, sobre
todo cuando llegan nuevos lideres, nuevos partidos políticos, que pretenden
el apoyo popular recogiendo las demandas
las peticiones de los ciudadano para; que cuando se llegue al poder poco o nada
se haga respecto a loque se prometió; y por el contrario se use la fuerza pública y las fuerzas de represión del
Estado para aplacar las demandas que pudieran ser levantiscas; y de forma tal que se produzca una
suerte de cambios pero cambiando unos
gobernantes por otros.